domingo, junio 06, 2004

boda.

ayer se casaron dos ex-alumnos de mi madre, amigos míos. la novia es mi futura palanca, ya que va a estar haciendo el trabajo que ahorita hace Zazil, manejando el calendario cultural del tec. además, Lucrecia la ama. el novio simplemente me cae bien. está dando historias en prepa cumbres.

en este momento, la feliz jóven pareja debe estar en route a Londres. después se iran a Turquía. malditos.

las bodas son un evento social de lo más curioso. para comenzar, son una de las pocas cosas que me harán pararme dentro de una iglesia (no soy una atea muy agresiva, pero me aburro fácilmente).

puntos buenos: uno. Elena, la maestra de apreciación músical de Joserra, Iván, et al, cantó todas las piezas con letra de la misa. se oía chido por toda la iglesia. y sin micrófono. dos. me encanta cuando perfectos extraños voltean, me dan la mano y me desean que la paz sea conmigo. tres. "es justo y necesario" es una de las frases más chidas jamás formadas.

puntos malos: uno. el sacerdote utilizó el sacramento del matrimonio para dispensar sabiduría silvestre. lo cual hubiera sido chido si dicha sabiduría hubiera sido en realidad sabia. dos. hubo una misa de quince justo antes de la de la boda, y se alargó un buen, róbandoles (y -nos) tiempo. tres cuartos de hora después del supuesto inicio de la boda, la quinceañera por fin salió con un vestido inflado y rosa como algodón de azucar. quien creo era su hermana menor de unos diez años salió detrás de ella con un catsuit metálico-holográfico-iridiscente (si yo hubiera sido la quinceañera no la dejaba ponerse eso para mi fiesta) y después la familia suspirando su admiración hacia la adorable jovencita. Había olvidado toda la ceremonia que rodea a los quinces. en este caso fue demasiada, porque se robaron tres cuartos de hora de mi tiempo. esto es, los tres cuartos de hora que pasé parada afuera de la "cuasi-parroquia" (así se llamaba el lugar, no me pregunten por qué) con zapatos que terminarían por sacarme ampollas.

son mis zapatos de graduación de secundaria y de BI, los únicos de fiesta blancos que poseo. técnicamente todavía me quedan, pero lo que antes era cómodo ahora me cala. no quiero regalarlos, aunque nunca más me los vuelva a poner. son otro ejemplo del fetichismo emotivo que me caracteriza: una memoria me hace querer conservar y atesorar algo totalmente inútil, o incluso dañino. guardar por guardar. por ende, mi cuarto es un desastre.

but I digress. generalmente, en las bodas a las que voy no conozco a nadie más que a alguna tía abuela que no me ha visto en unos catorce años, aprovecho para bailar hasta el cansancio, sin miedo a hacer el ridículo y sin que me importe molestar a nadie. ayer comencé a hacer lo mismo hasta que caí en cuenta de que ahí conocía a un buen de personas. le paré.

la novia me incluyo en el equipo de atrapadoras de ramo. no comments.

Lizy del departamento de RI baila bien. me acordé que quedé de invitarla si hacemos/cuando hagamos el certamen de Señorito Centrales. por favor. hagamos el certamen de Señorito Centrales.

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