sábado, septiembre 25, 2004

the rain followed you to bed and soaked the sheets through.

si. otro. porque ahorita tengo tiempo y motiviación, y si no luego se olvidan que ando por acá.

ha estado lloviendo, no sé si lo han notado. y me he estado mojando, como cualquiera que haya estado presente cuando me quejo también lo ha notado. hoy estuve esperando a mi madre bajo el techo del pasillo del borrego, hablando a la casa por celular como maniática (resultó que el teléfono estaba mal colgado), atrincherada detrás del frente, de las terribles y sangrientas batallas de las gotas en contra del suelo. me sentía niña de novela inglesa triste. o peor, algo así como mi entrañable niña de tren al sur. eso es perturbador.

(había un juego en la tele, pero lo apagué porque estaba arruinando mi atmósfera narrativa. no puedo ser un personaje ficticio si los comentaristas se la pasan interrumpiéndome.)

me subo al carro con los tobillos helados, envueltos en la mesclilla empapada de agua que trepa, mis pies calientítos dentro de mis zapatos (tengo que re-aislar a mis tenis favoritos, mis antes falsamente desgastados tenis argentinos que ahora lo están en serio). me imagino con wellies, y la ficción del niño inglés ignorado por sus padres vuelve con más fuerza.

llego a la casa, y una vez tiradas mis cosas por el suelo y re-tendida mi cama (tengo que tenderla a mi gusto antes de acostarme, es mi obsesión-compulsión) prendo la compu y me encuentro con que shuffle de qcd me regala pura música de lluvia. tengo demasiada música de lluvia, considerando que no me gusta la lluvia. bueno, mejor dicho no me gusta esta lluvia. me gusta la lluvia de tormenta y sol, la que tiene trueno y arcoiris. la bruma-nube-gris sólo me pone en este inexplicable estado anímico del que salió tren al sur, una versión más triste de aquel mundito guardado que alguna vez me atacó caminando. no sé. tal vez simplemente no me ajusto.

el punto es que el shuffle de qcd me puso primero a Aveo, luego a Kissing Book, a The Decemberists, y hasta decidió rematar con April Skies de The Jesus & Mary Chain. ¿qué puede hacer uno en contra de su música? supongo que alguien en algún lado podrá hacer algo, pero reitero que no me gustaría ser esa persona. es una adicción dulce y hasta eso bastante benigna. así quién no quiere cancer.

el momento estuvo ideal para una larga siesta fresca (demasiado fresca para ser fresca, en realidad, pero no lo suficiente cortante para ser fría), mientras la piel de mis piernas regresa a la vida en callado crecendo y siento como la música se me tatúa por el cuello.

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