viernes, julio 02, 2004

oh, how time flies, with crystal clear eyes.

he pasado unas de las catorce horas más chidas que haya tenido en mucho tiempo. seguidas de de unas las peores cinco que he tenido desde la vez de los espasmos a las tres de la mañana en viernes santo, la vez de la hipotensión que el doctor no me encontraba el pulso, or the time I got a concussion and started speaking in tongues.

bueno, no, lo de esta vez sí estuvo más leve. bastante más leve. qué puedo decir, me agrada el drama. jiji.

las catorce horas sí estuvieron bien, bien chidas. (nótese el uso de "bien" como adverbio y no como adjetivo, reemplazando a "muy" o "bastante"). la fiesta de Issa fue excelente. para empezar porque la laptop, y por tanto la mayoría de la música, era mía. se llama Sancho (la laptop, digo). platiqué rico, pude dibujar una estrella/pseudovagina con foquitos de navidad, había un falo al cual se acercaba cualquiera al que le dijeran que se fuera a la verga, había cantidades suficientes de letrólogos, papas, dulces y coca-cola para asegurar mi felicidad. y cerveza y vampiros y demás fruslerías para todos los demás.

por cierto. Buho es el oficialmente décimo séptimo borracho en tomar como misión convertirme al culto al alcohol. best o' luck to ya. borrachos más grandes han tratado.

los amigos de Issa son chidos. ninguna elaboración sobre este enunciado podría hacerles justicia, así que mejor lo dejo así.

¡Ilsa volvió! desafortunadamente no me vió con mi camiseta de todos los días. pero al menos ibamos las dos de naranja. también, ahora resulta que porque Virginia Woolf puso a un personaje de genero mutable a decir "la", yo -que no lo sabía porque nunca terminé de leer Orlando- la estoy plagiando. soy inocente, lo juro.

Issa y Suza modelaron como en comercial de perfume, usando un abanico como simulador de viento. Oscar, Iv(eg)an y Felipe violentaron un pastel con palitos de paleta y unas tijeras (al final parecía algo salido de una pintura de Dalí).

la noche terminó con mis pantalones empapados con Bebidas Varias, todas pegajosas, tiradas en el suelo cerca de mí o directamente encima, con la evacuación del piso y con el traslado de todo lo no-desechable a casa de Issa. en el último viaje solamente cargaba con una lata de frijoles.

se me cayó.

terminamos viendo Sixth Sense. y me frikeó ver a Mischa Barton, MarisSa del Oh, Sí, en la película. sobre todo porque más de cinco años después, se sigue viéndo básicamente igual. excepto que ahora trata de ser sexy. ich.

completamdo la madrugada de televisión, pedazos sueltos del Príncipe del rap, Voltron, y un anime de un nivel de pendejez tal que me sorprende que mis risas no hayan despertado a todo mundo. viva Koni-chan. sentí nostalgia cuando resulto que casi todo el mundo recordaba a Jayce y los guerreros rodantes, una de las caricaturas perdidas de mi infancia. fue muy bueno.

unas tres/cuatro horas después, cuando mi madre llegó por mí, emezaron a pasar Cosas Malas. lección: nunca irse de casa de Issa.

para empezar, cuando llegó estaba todavía semi-dormida, sentía que tenía algo muerto dentro de mi boca, que además estaba seca, seca, seca. y necesitaba un regaderazo pero ya.

entonces entré al carro. gran error.

el martes pasado, en medio de lluvias torrenciales y después de una clase que da con Max Masa, a mi madre se le acabó la gasolina a mitad de Pinosuárez. después de un largo incidente que merece su propio blog, que implicó a un sevenileven, una botella de pepsi, una lata de aceite, una gasolinera y un taxista inusitadamente amable, ella llegó a la casa con el tanque lleno y el carro apestando a gasolina. todavía huele.

cuando entré el miercoles en la noche, el olor era tan penetrante que casi me lloran los ojos. cuando entré el jueves en la mañana, olía mucho menos, pero esta vez sí me lloraron los ojos. mi madre me volteó a ver y me dijo que tenía la cara roja e irritada.

alergias.

maldigo a mi padre y al sistema inmune defectuoso y pinche que me heredó.

despues de un rato, comenzó a arderme la cara. y luego el cuello y la cara. y luego el pecho, la espalda, el cuello y la cara. la sucesión prosiguió hasta que toda la piel me ardía. en todo el sentido de la palabra: la sentía caliente, quemada y hipersensible.

pasando por Simón Bolivar, una extaña combinación de la mala afinación de carros varios, direciones de viento, la posición de los camiones, pilares, paredes y edificios hizo que todo el aire se quedara atrapado. y hasta el siguiente verde, estuve respirando dentro de un tubo de escape gigantesco. ich. ich ich ich. se podría degustar el aire.

mi madre me mira, se ríe tantillo y me dice en un tono de voz que quisiera poder reproducir por escrito: "te iba a invitar a desayunar, pero no estas en condiciones." no shit. en piyamas, descalza, sin brasier, semi-dormida y en medio de una edición más de La Revolución de las Células T.

el humor negro de mi madre es esporádico. la negrura de éste en particular me sorprendió.

me tomó un baño de media hora y unas horas de sueño quitarme lo nocivo de encima. lo cual me deja en medio de un juego de detective para averiguar qué es lo que tiene a mis linfocitos tan alborotados. poidría ser:

    a) la gasolina. el olor era tan penetrante...

    b) el talco. es fécula de maíz con lavanda y manzanilla, sí. y la fécula nunca me ha causado nada, pero la manzanilla sí me ha dado problemas antes.

    c) mi nuev coverstick. que es almay, y por tanto híper-hipoalergénico. ¿hipo-hipoalergénico? lo que sea.

Iv(eg)an dice que eso me pone "entre las dos sustancias más benignas del mundo y los restos procesados de la prehistoria." sigh. viva.

¿ven? nunca debí haberme ido de casa de Issa.

No hay comentarios.: