domingo, julio 04, 2004

or get tangled in your hair.

encontré mi cabello.

en el último cajón del escritorio de mi cuarto, junto al delantal que usaba en kinder. amarrado con una liga morada, en la cola de caballo que me cortaron en primero de primaria. es un poco más clara que mi pelo ahora, y un poco menos china. desde ese lejano año, mi cabello se fue alasiando ligeramente con el tiempo, para luego ondularse y después terminar como está ahora. creo que mi pelo tiene crisis de identidad cada tantos años.

sé, intelectualmente, que mi tejido muerto, separado de mi cuerpo, debería darme asco. como las escamosas céluas secas que se me caen de encima y que se vuelven polvo y son comidas por ácaros. como la masa informe de cabellos cortos que quedan en el suelo alrededor de mi silla después de que me lo cortan.

pero esta cola de caballo cercenada sólo me da nostalgia. todavía brilla.

cuando era niña me guataba sacar las trenzas de mi madre y mi tía Irene del último cajón de la cómoda de mis abuelos. les cortaron el cabello cuando las mandaron al internado. las monjas les dijeron que simplemente no tendrían tiempo de cuidarlo. les cortaron sus trenzas y mi abuela las mandó montar. cada cabello estaba cosido a un cordón delgado con hilo de algodón. tres cordones hacían tres partes para trenzar. los cordonnes estaban unidos a un círculito de tela al que también le habían montado cabello, y del centro salía un lazo para amarrar la trenza a la cabeza. cada una medía como medio metro, una negra, negra, negra, la de mi madre, y la otra de un café bronceado, la de mi tía, apretadísimas y brillantes. alguna vez las amarraron a mis dos trenzas cortas para algún desfile en que salía de adelita o algo similar.

si me hiciera dos chonguitos ahora, cada uno mediría una pulgada aprox. inútil sería tratar de trenzarlos. encontrar ese cabello me recordó lo que era tenerlo. hecho chongo todas las mañanas para la escuela, un chongo grueso y pesado del que estaba tan orgullosa entonces como lo estoy ahora. el día que me lo cortaron sentí la cabeza más ligera.

mi madre dice que sintió lo mismo cuando se lo cortaron dos semanas antes de entrar al internado.

hace mucho que no veo esas trenzas. no sé qué les ha pasado. me gustaría conservar al menos la de mi madre...

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