lunes, julio 11, 2005

I'm so angry; anger makes me a modern girl...

voy a hacer algo que no suelo hacer: componer un post mayormente de una cita. lo voy a hacer a pesar de mis reservas de niña TOK de citar un sólo libro sin cotejarlo antes, porque francamente carezco de fuentes fidedignas sobre el tema. al fin, este libro está bien documentado, bien argumentado, y su último capítulo está titulado con una frase de una canción de los Dandy Warhols ("but I never thought you'd be a junkie because heroin is so passé-eeh-eeh, so passeeeeé!"). y esto es suficiente para mí.
la feminidad también debió figurar entre las enfermedades crónicas, al menos a los efectos de la práctica médica del siglo XIX. a las mujeres aquejadas de "dolencias femeninas" a menudo se les daba opio o morfina. [...] la injección hipodérmica [de opiáceos] llegó a ser un instrumento de control sobre el sexo femenino por parte de los hombres ["phallic, isn't it?"]; la adicción hipodérmica se convirtió en un rasgo notoriamente femenino.
Sir Thomas Clouston, superintendente médico en el Asilo Real de Edimbugro en 1873 y especialista en adicciones,
tenía ciertos prejuicios contra las mujeres. "las agotadoras demandas de la menstruación, la maternidad y la lactancia, la influencia nerviosa reflejo de la ovulación, la concepción y del alumbramiento, presentan riesgos que pueden ser fatales cuando existe la menor predisposición innata a la locura", advertía Clouston. la educación de las muchachas en los internados era "responsable de muchos trastornos nerviosos y mentales, así como de complicaciones relativas a la maternidad". si "toda la energía del cerebro" se gastaba "en atiborrarse de conocimientos", entonces "las jóvenes" no "tendrían casi nunca más de dos hijos, y éstos serían debiluchos, y tampoco podrían criarlos como es debido, y o bien morirían antes de la adultez o bien crecerían imbéciles". Clouston creía que "para la perpetuación de la raza era menester una incursión en terrenos donde se desconozcan las teorías educacionales y sea posible un nuevo rapto de las Sabinas". las angustias masculinas en relación con el cuerpo de la mujer resultaron cruciales en la decisión de emplear la morfina para someterlas y controlarlas.
Richard Davenport-Hines, La búsqueda del olvido. Historia de las drogas, 1500-2000.

cito esto por una serie de razones. primera, para agradecerle a No-Dios, a las leyes de la probabilidad demográfica, a quien sea responsable, a nadie si nadie lo es, que nací a finales del siglo veinte, cuando tres corrientes de feministas ya habían peleado las batallas más difíciles por mí. thank you, Betty Friedan. segunda. porque me hace pensar que las riot grrrls deberían haber sido straight edge, aún si no todas lo fueron. tercero, porque leyéndolo recordé a una chava en prepa que decía que quería ser ginecóloga para auto-recetarse morfina para los cólicos menstruales -fácil le hubiera sido obtenerla en el siglo XIX.

tampoco estoy de acuerdo con las asquerosamente afortunadas feministas a-dismenorreicas que dicen que los malestares menstruales son un constructo social para patologizar la feminidad. constructo o no-constructo, duele un chingo y tampoco tengo ánimos para servirle de Justine a mi útero-Sade (léase el post anterior). estoy segura de que si hubiera vivido en la Era Lucy, migrando desde África con una manada de homínidos, mi primera menstruación me hubiera hecho quedarme atrás y morirme de hambre. Issa dice que si nos hubieran tocado esas épocas, haríamos el chínguple de ejercicio que ahorita, y ya iríamos en el quinto/sexto chamaco, por lo que los cólicos no serían un verdadero problema. como de todos los hubieras, no puedo estar segura de ello. mi pedo con estos victorian needle-happy doctors, es que una cosa es que una mujer tome anticoagulantes, antiinflamatorios y analgésicos una vez al mes y otra es que un doctor decida hacerlas dependientes no sólo de un narcótico altamente adictivo sino de los hombres -médicos, farmacólogos, boticarios- que la prescriben, proveen e injectan (insisto: apaciguar mujeres al introducir en su cuerpo un objeto alargado que las llena de un líquido "mágico" y poderoso... estos tipos necesitaban un psicoanalista).

la auto-medicación será muchas cosas, y la mayoría malas. pero es "auto". the medically sanctoined creation of junkies, though, eso me asusta. nunca he necesitado nada más que mi pavor ante cualquier sustancia/situación que según alguien se sospeche que tal vez pueda ser que en algunos casos mate neuronas para alejarme de la mayoría de los químicos psicoactivos, pero si la necesitara, this would be it.

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