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¿debería sentirme conflictuada por el hecho de que la tarde de una mañana que no amanecí en mi casa me arreglé para ir al Taboo --y volver a amanecer lejos de mi cama-- mientras oía a Stranvinsky? ¿no? eso creí.
por alguna razón, decidí culminar mi primera semana de clases con dos desvelos, mucho humo de cigarro y prácticamente sin voz. sirvió, al menos, para aclarar una de mis anteriores dudas sociológico-existenciales: sí, todavía hay antros en Monterrey donde un hombre va a bailar; simplemente no con alguien que tenga senos naturales. a la próxima me aseguro de parecer drag queen.
de mis seis materias para este semestre,
- cinco no son totalmente pendejas
- dos son insulsas, aunque sólo una de ellas es totalmente pendeja.
- tres las comparto con hijos de las ciencias sociales (Gianina dixit): retoños de politólogos, comunicólogos e internacionalistas.
- dos son literaturas.
- dos de ellas me obligan a trabajar en equipo sin permitirme audicionar miembros.
- una la llevo con el Chico Nixon, mi archnemesis, y su minion.
- tres son del departamento de humanidades y ciencias sociales.
- dos son altamente susceptibles a que las repurebe de puritita hueva.
- una no la llevo con nadie más de letras.
- dos tienen mucho menos carga de lectura de lo que me esperaba.
- una es impartida por una maestra que ya se ausentará cinco clases en las primeras dos semanas, para luego intercambiarnos asistencias por conferencias.
- ninguna es grupo único de letras.
hagan sus diagramas de Venn accordingly. me dicen si en ellos encuentran a dios.
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I love a clean rat cage. unfortunately, my boys do not.
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