hacía un chingo que no tomaba nada carbonatado.
mi corta época de abstinencia cafeínica, que comenzó cuando dejé de tomar coca, duró poco. terminó cuando comenzé a tomar un buen de té verde diario (tiene menos cafeina que el té negro o que una coca, y obviously less than coffee, but I manage very well altogether, thank you). junto con esta abstinencia se fueron una libra y cacho de mi peso, creo, though the amount is small enough to escape my notice since I make a habit and a point of not weighing myself. no uso kilos no por ser malinchista sino porque libra y cacho es apenas cacho de kilo y como que hablar de cachos de kilo hace la pérdida todavía menos notoria. si lo escribiera así, probablemente ni siquiera me dignaría a escribir al respecto. bet you're wishing I hadn't, aren't you?
pero esta terapia de reemplazo no hizo nada por mi star-crossed love affair con las burbujitas de dióxido de carbono en mis bebidas. por eso me compré y me tomé el sprite. fue una experiencia bastante agradable pero en el fondo totalmente asquerosa, algo así como cogerte a una puta que se parece a la chava que te gusta. el sabor no-coca del sprite me pareció el equivalente gustativo del beige; su color, dullishly desabrido. como experiencia sensorial total, no me satisfizo. ni siquiera sudaba como lata de coca (sé, intelectualmente, que no hay base para esta afirmación. que una lata de aluminio impresa con imágenes de una marca registrada y enfriada en el mismo refrigerador de centrales que todas las latas de coca que ahí he tomado, no tiene por ser diferente de dichas latas de coca. pero eso no evita que en un nivel psico-emocional, no se haya sentido totalmente diferente).
las burbujas, eso sí, fueron bastante agradables.
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I have a confession to make. hace ya unos cuantos añitos (cuando era tan sólo una ínfima niña de once años con la misma altura, la misma talla y la misma cara que ahorita) cuando comencé a oir Brit Pop y otras formas de rock autóctonas a la Gran Bretaña, no podía distinguir entre Justine Frischmann (de Elastica) y Brian Molko. come on, can you blame me?
Molko is prettier but Frischmann has a better rack. oh, the choices.
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